En referencia a la canción del cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy, El Cristo de Palacagüina, un artículo de la Prensa Megazine menciona que se trata de:
…una canción revolucionaria, no solo por su mensaje, sino por lo novedoso como pieza musical. No se había escrito una historia así, Cristo guerrillero o un guerrillero que es Cristo.
«Un Cristo guerrillero o un guerrillero que es Cristo», un simple juego de palabras que lleva a la misma conclusión: ¡Un Cristo Revolucionario! Si, eso proponía también el gran personaje nicaragüense Ernesto Cardenal. Para el tiempo de la Revolución Sandinista, este sacerdote oficiaba misas en las altas montañas del norte, lo hacía bajo una doctrina, que, básicamente, hacía su teología en los pobres y oprimidos. Imágenes como las presentes en este video, nos dejan apreciar la idea general. Observamos a varios guerrilleros dando opiniones en base a cierto pasaje de los Evangelios, se escucha a muchos decir que Jesús fue el primer revolucionario, o bien que Jesús, al igual que ellos, sufría de prisiones, de persecución, de hambre. Es más, Cardenal afirma que Jesús se presenta como un proletario, como un Salvador. Lo dicho anteriormente representa nada más y nada menos que el concepto de teología de la liberación.
Supongo que estarán familiarizados con la teología de la liberación, pero, si no es así, permítanme introducir al pensamiento. La teología de la liberación, como dijimos anteriormente, parte su reflexión teológica desde la marginalidad, es decir, desde los pobres y rechazados de la sociedad. Responde de cierto modo a la pregunta: ¿dónde está el justo Dios en un mundo de injusticia? Y, apoyado más que todo en un sentido pragmático, busca entender la realidad bajo el análisis marxista, el cual trata de explicar las causas de la desigualdad y opresión, así como los pasos necesarios para corregirlas.1
La Teología de la Liberación entiende que la praxis (práctica) es lo más importante del cristianismo, especialmente aquella praxis que lleva a ayudar de alguna u otra manera a los pobres, a los proletarios. Esta teología es una teología pragmática, es decir, es una teología que busca entender las Escrituras a la luz de la realidad, a la luz del necesitado. Presenta a un Cristo que lucha por los pobres—como dice el título—, a un Cristo guerrillero, pero también, desde la perspectiva humana, todo guerrillero es un “tipo” de Cristo, o sea, un tipo de “mesías”, que busca liberarlos del Egipto capitalista en que viven sumergidos, así como Dios a los israelitas.
Precisamente ese era el pensamiento en la época de la revolución sandinista. En todo caso, los guerrilleros que se internaban en las montañas, y aquellos que portaban un fusil en cualquier parte del país, se percibían como mesías libertarios que buscaban liberar al pueblo de Nicaragua de la opresión “egipcia-somocista”. Somoza, el faraón que tenía sometido a todo un pueblo por ya casi cincuenta años, fue derribado por “mesías marxistas” que venían desde abajo, que venían desde “humildes pesebres”. Pronto, se convirtieron en campesinos, pescadores y carpinteros para posteriormente tomar las armas y convertirse en revolucionarios. El clímax de esta revolución fue un 19 de Julio de 1979, cuando por fin, el pueblo inauguró su Éxodo. Los ídolos fueron tirados, la estatua del primer Somoza fue derribada, y la bandera roja y negra, la bandera de este nuevo evangelio, anunciaba la victoria de un pueblo por sobre el dominio explotador.
Todo esto puede sonar muy poético e inclusive conmovedor, empero, esto está tan lejos de la realidad. En primer lugar, vemos que las bases de su reflexión teológica son inestables. Una teología no puede partir de la realidad, porque las realidades pueden llegar a ser interpretadas de manera subjetivas, por lo cual, la verdad objetiva por la que aboga el cristianismo se ve contra la espada y la pared. Toda teología, debe partir de la revelación bíblica, más no del mero pragmatismo.
Por otro lado, una teología que se enfoca meramente en la opresión al pobre ya no viene a ser teología. Aunque no niego que los pobres, los necesitados y los marginados, juegan un rol dentro de la teología, ellos no pueden ser la esencia de esta. Para ello, dejaré que el gran escritor nicaragüense Pablo Antonio Cuadra nos ilustre:
Y tampoco es la esencia del cristianismo la opción por el pobre, frase o concepto que algunos actualmente usan para desplazar la fe cristiana hacia algo que ya no es fe, sino sociología. Reducir la esencia del cristianismo a ese concepto—optar por el pobre—para establecer luego que la forma de optar por el pobre la dicta un partido, o una filosofía, o una ideología, es, simplemente, colocar otra vez a Cristo frente al Sanedrín que lo condenó porque no daba la medida de un Mesías político.2
Cuanta razón tiene PAC en su comentario. El hecho de enfocarse en el pobre hace de Cristo un mesías que no dio la talla, un mesías que no pudo librar de la opresión romana a los judíos, un mesías que quedó corto a su contemporáneo Judas Macabeo, por no vengarse de los paganos. ¿Es ese Jesús quién realmente muestran los Evangelios? ¡Cuán errada esta la teología de la liberación! Jesús, aunque ciertamente Rey, tomó la espada en contra de un problema aún peor que cualquier opresión terrenal. Jesús desenvainó su espada directo a la miseria del corazón del hombre, anunciándole desde el principio de su ministerio: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio”. Jesús libró a sus escogidos del dominio egipcio, que no es más que una alusión a las cadenas del pecado por la cual muchos estábamos cautivos.
Finalmente, es una realidad que la teología de la liberación ha impregnado tanto a Nicaragua que muchas de las canciones por las cuales llegamos a sentirnos identificados, están llenas de ella. Ya hablamos al inicio sobre El Cristo de Palacagüina. en 1973 marcó sin duda una pauta para que, desde lo artístico, este pensamiento teológico impactara las mentes de los adeptos al sandinismo, y de cristianos indecisos. De ahí nacieron canciones como las de la Misa Campesina y muchas otras que hacían alusión a este tipo de evangelio marxista.
Nicaragua, al ser un país fundado desde el cristianismo, específicamente por el catolicismo romano, no dudó en prestar oídos a las voces de los sacerdotes profetas de la liberación. Más aún, un país sumergido en pobreza se sintió identificado con este nuevo Jesús, con este Jesús de los pobres, pero un Jesús tan pobre, que solamente enfocaba el objetivo de su ministerio en la esclavitud física del hombre, más no en la esclavitud espiritual, se queda corto ante el verdadero Jesucristo.
REFERENCIAS:
- MaryLou Riggle, «TEOLOGÍA DE LIBERACIÓN», ed. Richard S. Taylor et al., trans. Eduardo Aparicio, José Pacheco, y Christian Sarmiento, Diccionario Teológico Beacon (Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones, 2009), 678.
- Pablo Antonio Cuadra, Ensayos II (Colección Cultural de Centroamérica, 2003), 7.