El periodismo, comprendido como la recopilación y difusión de información relacionada con eventos recientes relevantes, requiere de una relación de confianza (definida quizá por Moldbug en su Open Letter) entre el recopilador-difusor y el lector, ya que el control de la información implica un grado de poder muy grande, quizás el más grande que pueda tener una organización no formalmente establecida, es decir, no estatal.
La idea del periodismo como un balance del poder, como un elemento de cruzada por la verdad, es comúnmente esgrimida como más que un mito, siendo a consideración de varios periodistas una verdad tangible. Las responsabilidades del periodista deben, entonces, estar delimitadas de algún modo. De no ser así, entraría en contradicción su propia condición de poder-contrapeso, ya que este cometería lo que sus mismos proponentes llaman «gobierno tiránico» o, en este caso de institución informal concebida en la era de la información, una «administración fraudulenta de los hechos».
La responsabilidad del periodista, por este proceso deductivo, vienen siendo las mismas responsabilidades del poder que busca mantener limitado: transparencia, democracia, igualitarismo, legalidad, respeto a la dignidad humana y a los «derechos humanos». Todas estas cajas están chequeados si le preguntamos a cualquier periódico, pero la realidad de eso es algo que recae en nuestro juicio como lectores.
El asunto es que, como dije, estas organizaciones poseen un poder tremendo y este poder muchas veces puede ser utilizado para fines políticos de distorsión, incluso en los medios que consideramos pulcros. Lo que es peor, este poder pasa sin ser revisado, ya sea por comodidad del lector o por una especie de reputación mítica, lo que es una contradicción del ethos periodístico.
Como ejemplo internacional, sacando a un pez gordo para demostrar que todos tienen escamas rojas, recalco las acciones de la CNN con respecto a la campaña, y luego administración presidencial del actual presidente estadounidense Donald Trump. En múltiples instancias, CNN se vio involucrada en la violación de las responsabilidades que el periodismo le demanda, nombrando tres grandes instancias:
- La insistencia en «la trama rusa» del presidente Trump, una teoría de la conspiración nunca probada que no cumple con los estándares periodísticos y que funciona como arma partisana en contra de la administración Trump. A día de hoy siguen mencionando el hecho sin llegar a nada tangible, lo que mina cada vez más su administración. Noticias falsas fueron publicadas relacionando a Anthony Scaramucchi con una inversión de un fondo ruso; como consecuencia de esto tres periodistas renunciaron. (1)
- CNN se vio involucrada en un escándalo cuando amenazó a un menor de edad por la publicación de un video humirístico, compartido por el presidente Trump a través de su cuenta de Twitter, en el cual retrataba a Trump durante una aparición suya en un viejo programa de lucha libre con la adición del logo de CNN a una de las personas que Trump golpeaba. Esto desató una cazería de brujas en la cual CNN lanzó una amenaza de doxeo (difusión masiva de información privada), obligando al menor a retractarse. (2-3)
- El proyecto Veritas, dedicado a documentar la corrupción en los medios hegemónicos, captó en video a uno de los ejecutivos de CNN, John Bonifield, quien admitió que casi todo el reportaje alrededor de Trump es, citando exactamente, «bullshit«; otras declaraciones de ejecutivos, como Van Jones, fueron filtradas con comentarios similares. Veritas puso todas estas filtraciones bajo la categoría de American Pravda, demostrando que CNN había utilizado su poder como fuente «confiable» más que todo como arma en contra de la administración Trump en un estado de oposición por el mero hecho de oponerse, lo que pone en duda la veracidad de este medio tan grande y de, en realidad, todos los demás. (4)
Una instancia nacional muy parecida es la ocurrida con el diario La Prensa. Hablo del reportaje y cobertura de la llamada «Masacre del 22 de Enero» en 1967. La historia que La Prensa mantuvo guarda poca similitud con las imágenes captadas en el lugar de los hechos, así como de los testimonios de muchos de quienes participaron en el tiroteo y quienes lo vieron. El diario tomó en cuenta únicamente el testimonio del Dr. Agüero, candidato político conservador, y no vio (o no quiso ver la) necesidad de corroborar con otros testimonios u otras imágenes. (5) Desde entonces, la Prensa acabó contando el hecho con mayor veracidad (6) y perspectiva, pero al inicio su reportaje fue un arma partisana en contra de lo que ellos -más bien, su director- consideraban un enemigo político: la administración Somoza.
Ciertamente tomó varios años para corregir el error del reportaje partisano (que en primer lugar nunca se admitió), y claro está que el periodismo es una cuestión de prueba y error, pero un reportaje mal intencionado no es un error y, habiendo tanta oscuridad y manipulación en nuestro pasado particularmente, tales transgresiones no pueden sino ponernos alertas. ¿Vale la pena sacrificar la veracidad por minar el poder de un régimen o no es esto entrar en el terreno de las tácticas de dicho régimen? Considero a La Prensa generalmente un medio confiable, acaso en comparación con los demás, pero no es perfecto ni mucho menos libre de agendas, que es como intenta presentarse.
La responsabilidad periodística es, entonces, un imperativo moral y utilitario, ya que no podemos permitirnos un Estado controlado por la prensa así como no permitimos una prensa controlada por el Estado, pero también es algo con cuestiones identitarias: esta clase de reportajes pueden severamente dañar la percepción que el ciudadano tiene de su gobierno, el cual, en muchos casos (no es el nuestro, claro, pero bien podría serlo) puede no ser tan malo como se le presenta, fomentando así procesos violentos y confrontaciones innecesarias formuladas por poderes obscurecidos buscando una ganancia. Tales eventos pasan a la historia y un pueblo peleado con su pasado no es capaz de elevarse.
El fundamento del periodismo es, sin saberlo acaso, la ontología liberal o anárquica, algo ahistórico y meramente abstracto venido de los tratados de John Locke y otros pensadores liberales, lo que ya nos dice cuál será su actitud para/con el Poder, pero a lo mejor hace falta cuestionar este monolito tanto como cuestionamos a tal o cual poder que nos parece «tiránico» o «despótico».
Retar a lo establecido es necesario incluso cuando el cuestionamiento pasa a ser un elemento del establecimiento. Es hasta obligatorio hacerlo en ese caso. Eso si queremos ser consistentes con nuestro discurso.
Bibliografía:
0. Moldbug, M. (2008) An Open Letter to Open-Minded Progressives. Unqualified Reservations. Recuperado de: https://www.unqualified-reservations.org/2008/04/open-letter-to-open-minded-progressives/
1. Battaglio, S. (2017) Three CNN journalists resign over retracted Trump-Russia story. Los Angeles Time. Junio, 27. Recuperado de: https://www.latimes.com/business/hollywood/la-fi-ct-cnn-resignation-20170626-story.html
https://www.foxnews.com/politics/cnnblackmail-outrage-after-network-appears-to-threaten-reddit-user
: Outrage after network appears to threaten Reddit user. Fox News. Julio, 5. Recuperado de:3. Kaczynski, A. (2017) How CNN found the Reddit user behind the Trump wrestling GIF. CNN. Julio, 5. Recuperado de: https://edition.cnn.com/2017/07/04/politics/kfile-reddit-user-trump-tweet/index.html
4. O’Keefe, J. (s. f.) American Pravda: CNN. Project Veritas. Recuperado de: https://www.projectveritas.com/american-pravda-cnn/
5. López-Maltez, N. (2019) 1967: La verdad histórica del 22 de Enero. La Estrella de Nicaragua. Enero, 30. Recuperado de: http://estrelladenicaragua.net/?p=6583
6. Le Lous, F. (2018) La masacre de Managua, aquel 22 de enero de 1967. La Prensa. Enero, 21. Recuperado de: https://www.laprensa.com.ni/2018/01/21/suplemento/la-prensa-domingo/2363321-galeria-la-masacre-del-22-de-enero-de-1967
Solo un detalle: Van Jones no es ejecutivo de CNN, sino un colaborador o comentarista desde la perspectiva politicamente de izquierda. Por otro lado, muy buen articulo.
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